AVATAR
2021
SERIE (en proceso)
El proyecto sigue la línea de cuestionamiento del retrato y la identidad que desde hace tiempo estoy desarrollando con varias series y otros proyectos anteriores que hacen referencia al retrato más como una mentira y más como un autorretrato que como una descripción de quien aparece en él.
En este caso concreto se añade el concepto de la mascarada y el disfraz para alejar la representación todavía más de la persona que en realidad se está poniendo delante de la cámara y acercarlo más a esa imagen completamente diferente a nosotros que generalmente interpretamos cuando nos hacemos o nos hacen una foto.
Mientras que con el cosplay nos alejamos de la realidad de la persona para meternos en el personaje, la inclusión de estos en sus entornos habituales, de diario y reales, con sus parejas y con sus familias, los trae de nuevo a la realidad para alejarlos de la ficción y de esa manera poner en valor la yuxtaposición de ficción y realidad que se encuentran en cada retrato.
El cosplay es una práctica bastante extendida y sin embargo algo desconocida todavía. De origen asiático, es la unión de dos términos anglosajones que son costume, disfraz, y play, jugar o interpretar. Con la unión de estos dos términos llegamos al concepto que diferencia el mero hecho de disfrazarse de la práctica del cosplay que es el actuar como si fueras el personaje del que te has disfrazado. Es escapar de la realidad para entrar en una fantasía.
Se añade el cosplay porque la parte de disfraz es un elemento que remarca la necesidad de negación de lo que uno es y con ello se aleja la capacidad de la fotografía de plasmar la realidad, pero que a la vez es instrumento para poner en valor determinados aspectos de nuestra propia personalidad. Se convierte así en un elemento con un interés especial por el hecho de tener dos usos completamente antagónicos.
Aquí empieza la batalla entre el realismo de la imagen fotográfica y lo irreal de las situaciones recreadas.
Es importante tener este apunte cerca porque, si bien en este proyecto se pone claramente de manifiesto al estar los sujetos disfrazados con su cosplay, estas fotografías no son más que un vector que nos ayuda a entender que el disfraz es algo de nuestro día a día. Es decir, vestirnos para salir a la calle, ir a misa, a la compra, a tirar la basura o a una boda no es más que disfrazarse, adquirir un papel, unos valores que van acompañados de eso que no es más que un estereotipo socialmente aceptado y con el que marcamos rasgos que queremos que sean propios de nuestra personalidad y con los que a la vez ocultamos los que verdaderamente nos definirían si no lleváramos esa máscara.