18 fue una aventura. Una de estas cosas que aunque no tengas ni idea de cómo se hace, te aventuras a hacerlas. Todos los videógrafos me podrán decir miles de cosas a mejorar, eso lo sé. Yo mismo puedo decir muchas cosas que mejorar, cosas que no sabía como hacerlas, que a la hora de montar y una vez grabado, entonces, cuando ya era tarde, no estaban bien hechas.
18 es uno de esos proyectos que comento en mi post anterior sobre creatividad, que es de esas cosas nuevas, que te provocan miedo, que son difíciles y que hay que hacer. Hay que hacerlas. Sin duda. Aunque sepas que no tienes los medios, aunque sepas que no va a quedar bien o al menos no tan bien como a ti te hubiera gustado.
18 me ha enseñado muchas cosas. Algunas me las imaginaba, otras no las sabía. Todo lo referente al apartado técnico de grabación es de las cosas que he aprendido a fuego después de grabar mal muchos planos: velados, trepidados, desenfocados, con mal audio… Otras cosas como que sin saber usar algo es bastante arriesgado aventurarte a usarlo para una sesión o una grabación, también lo he aprendido. Bueno más que aprendido, confirmado que así era. Pero la EXPERIENCIA que me ha aportado este proyecto es la gente. De pronto hay dos personas que siento que las conozco mucho más y que es como si hubiera vivido parte de sus vidas sin haber estado ahí. Y si esto es ahí es por los testimonios de la gente que los quiere que compartió conmigo todo lo que sale en el video.
La verdad es que la idea en mi cabeza, a excepción del apartado técnico, es muy parecida a lo que finalmente quedó. Sin embargo mi escepticismo antes de empezar era increíble. No solo por lo que no sabía hacer, sino por que al tratarse de entrevistas a gente, no sabía como iban a reaccionar, ni siquiera sabía si me iban a dejar llegar tan lejos. Entonces, sin saber como ni con qué pretexto, salió 18.
El regalo de un hermano a otro.
Ojalá yo tuviera algo así, aunque estuviera mal grabado.
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